miércoles, 18 de septiembre de 2013

II. Canón de la Biblia y Apócrifos

Para un estudio bíblico, es importante navegar por sus orígenes e ir más allá. Estaremos estudiando un poco sobre el Canón bíblico y los libros apócrifos, los cuales han persistido por siglos y nos han ayudado ha interpretar el personaje de Jesucristo y Pablo. Personajes claves para el desarrollo del cristianismo. Adjunto a estos temas están incluidos los celtas al lector cristiano en este mundo neotestamentario.  




La importancia de conocer la biblia nos ayudará a comprender mejor el recorrido y los temas que este blog toca. En este video basicamente que es la biblia para todo lector ya con conocimiento de la misma o no. Simplemente es una ayuda e introducción a los siguientes temas en base a la misma, la formación de la biblia.


"El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios,  y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 
Eclesiastés 12:13
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I. ¿Qué es el Canon bíblico?

Por Canon Bíblico se entiende la lista oficial de los libros tenidos por la Iglesia como inspirados. En este sentido, el Canon Bíblico ha alcanzado una importancia grandísima en la reflexión teológica y la fe de la Iglesia. Sin embargo, este uso semántico no se remonta más allá del Concilio de Laodicea (s.IV). La expresión canon ya había hecho su entrada en el vocabulario cristiano por obra de Pablo (Gal. 6,16; Fil. 3,16; 2Cor 10,12.15.16) con un sentido bien diferente. No obstante, desde el siglo IV el concepto de canon que se ha impuesto en teología, ha sido el que se contiene en el binomio canon bíblico como expresión técnica que designa el conjunto canónico de los libros sagrados. No obstante, el canon es una realidad mucho más amplia, y afecta a ámbitos estructurales de la Iglesia. Para que se comprenda mejor la naturaleza peculiar del canon bíblico, enfocamos el tema desde el valor más abarcante que supone la realidad genérica del canon en la Iglesia, como la parte de una totalidad armónica y equilibrada, cuya alma es el canon. Y dentro del mundo específico de la Biblia, el Canon de las Escrituras.

Canon es una palabra que cuenta con una diacronía semántica muy compleja. El sentido etimológico de la expresión acádica knh (caña o junco), pronto sirvió para significar la vara de medir o simplemente cualquier medida.

El original semítico pasó a Grecia bajo la forma de kanon y se convirtió en una de las palabras semitas de uso más universal en toda la cultura occidental. En griego, pierde su connotación etimológica -caña de medir- y mantiene el valor esencial de medida física. Ese uso primario del mundo de las medidas físicas se amplía luego al orden de las realidades humanas. Entonces canon significó simplemente "modelo". En un principio tal uso se ciñó al ámbito de la belleza artística, especialmente del orden plástico. Policleto, con su famosa estatua del Doríforo, estableció el modelo definitivo de escultura. Pero ya antes de la aplicación del término concreto a la escultura, el concepto existía en el ámbito de la literatura, donde Homero fue siempre considerado como el modelo por excelencia, y el auténtico y primer canon literario.


II. El primer canon cristiano:


Un concepto tan rico y esencial en la cultura griega entró en la Biblia, casi por casualidad, por medio de san Pablo. El texto fundamental de este primer uso cristiano se encuentra en Gal. 6,16. "Para todos los que se sometan a este canon". Desgraciadamente, se trata de un lugar de difíciles precisiones semánticas. Sin embargo,el sentido esencial es claro. La alusión a "este canon" tiene como punto de referencia una realidad de vasto alcance: la nueva creación de la cual habla en la frase precedente. Dejando de lado detalles discutidos de interpretación, una cosa es cierta: el canon entra como expresión teológica en el NT bajo el significado de la sumisión a una norma genérica que es la novedad cristiana. Esta normativa de tipo ético universal, la completa Pablo en 2 Cor 10,13.15.16 señalando las condiciones de un canon personal referente al ministerio apostólico. Se trata de un texto complicado en crítica textual y gramática; pero el sentido esencial que aquí nos interesa, es claro. Pablo establece la prueba de legitimidad de su apostolado frente a las pretensiones de sus enemigos; y escribe: "Nosotros, en cambio, no nos gloriamos desmesuradamente midiéndonos a nosotros mismos por el canon que Dios nos ha asignado". Es la primera vez que el canon tiene como referente a Dios, supremo normante del orden cristiano nuevo. El texto alude con claridad a una medida establecida por Dios que mide la misión de Pablo, a la cual es fiel. Pablo se refiere al canon de su apostolado. Lo establece Dios. Pablo entra en ese canon y se mide por él. Es una novedad frente a la canónica griega de la ley. Pablo establece una canónica nueva fundada en la soberanía de Dios; y se somete fielmente a ella. No es como sus enemigos que establecen ellos mismos su canon ministerial, y se miden por él. En el v. 15 se retorna al mismo lenguaje: "Esperamos, mediante el progreso de vuestra fe, engrandecernos cada vez más en vosotros conforme a nuestro canon". Una vez más se trata de un canon al cual Pablo se ajusta en sus apreciaciones respecto de su trabajo apostólico. En esta doctrina sobre el canon del verdadero apóstol Pablo no hace mención de la mediación de Cristo en la colación de la misión apostólica (Gal 1,1.15-16), pero se la sobreentiende fácilmente.

Del uso paulino del vocablo surgió la utilización de la expresión en la Patrística de los primeros siglos. Ya Clemente Romano conoce el canon de la tradición, y del servicio ministerial. Pronto empieza a hablarse del canon de la fe, del canon de la verdad, del canon de la Iglesia o el canon Eclesiástico. Desde Nicea las decisiones dogmático-morales de los concilios se llaman cánones. El uso último de la expresión había de darse en el ámbito bíblico.


III. El canon antes del canon:

En el múltiple uso patrístico del concepto de canon, no aparece en los siglos I-III la aplicación del mismo al ámbito bíblico. Esto se verificó en el siglo IV por una serie de circunstancias convergentes que configuraron la expresión y el respectivo concepto. Ante todo, influía la tradición del AT que no utilizó la expresión canon, para referirse a la Escritura. Lo cual no quiere decir no tuviera su propia canónica bíblica. En realidad el pueblo israelita tuvo una normativa clara que lo medía y lo regulaba todo, en última y definitiva instancia. Era la Palabra de Dios. En un principio, la religión israelita no se preocupó explícitamente de elaborar la lista de sus libros oficiales. Al final del AT diversas circunstancias hicieron necesaria una toma de posiciones sobre el particular. Una muy importante fue la proliferación de la literatura apócrifa. 

A la literatura clásica más o menos definitivamente editada en el período exílico y postexílico, se añadió una producción abundante de textos religiosos. La segunda causa fue la proliferación de las sectas judías a partir del alzamiento macabeo. Cada una de estas sectas tenía sus propias ideas acerca del Canon: los Saduceos no admitían más que el Pentateuco de Moisés (como los Samaritanos); los Fariseos admitían, además, todo el resto de la literatura profética y sapiencial con la misma fe en un origen divino; otras sectas, como los qumranitas, admitían también el origen inspirado de los libros de su secta. Pero ni siquiera entre los mismos fariseos era unánime el parecer sobre el ámbito de los libros sagrados posteriores a la colección mosaica. En efecto, mientras los fariseos palestinos entendían de un modo el ámbito del Canon, los judíos de la diáspora alejandrina lo entendían de una manera más amplia.

La situación confusa en que se encontraba el judaísmo en la época intertestamentaria se fue poco a poco clarificando. En una fecha difícil de precisar, a fines del siglo 1, se llegó a un consenso judío que adoptaba como Canon de las Escrituras. Una fecha decisiva para que los judíos concentraran su atención en la Escritura fue, sín duda, el año 70 cuando tuvo lugar la destrucción de Jerusalén con la pérdida de casi todas las instituciones sagradas. En aquel desastre colectivo, los judíos quedaron con la Escritura como único patrimonio nacional, y único vínculo espiritual entre todos los supervivientes de la gran destrucción. Esta nueva situación obligó a las escuelas rabínicas a concentrar su atención en la Escritura. Y en este interés por la Biblia, un área de gran urgencia era la fijación del Canon. Una tradición de dudosa historicidad colocó en el sínodo de Yamnia (entre los años 95 y 100) la fijación del canon israelita, en los siguientes términos: La LEY, con los cinco libros del Pentateuco; LOS PROFETAS, subdivididos en dos secciones: Profetas anteriores, a saber: Jos., Jue., 1-II Sam., 1-II Re., y Profetas posteriores: Is., Jer., Ez., Os., Joel, Am., Abd., Jon., Nh., Sof., Ag., Zac., Mal., HAGIOGRAFOS o Escritos sagrados: Sal., Job., Pro., Rut., Cant., Ecle., Lam., Est., Dan., Es., Neh., 1-II Cro., en total 39 libros. Estos libros fueron denominados en terminología cristiana, PROTOCANÓNICOS o del primer Canon.

Así fue como el pueblo de Israel elaboró la lista de sus libros sagrados, sin utilizar para nada el vocablo canon.


IV. Los primeros libros cristianos: 

Si a fines del siglo 1 no había entrado en el vocabulario judío la expresión canon, tampoco el cristianismo se servía de la palabra canon para señalar la normatividad de la Escritura, y la lista de sus libros. Pero en la Iglesia actuaba una fuerte convicción, correspondiente a la fe israelita en el absoluto de la Palabra de Dios. Era su fe en la persona de Cristo. Para la Iglesia naciente, el advenimiento de Cristo fue un hecho de suma importancia, incluso en el orden canónico. Para ella Jesús significaba el cumplimiento de todas las esperanzas del AT. El era la palabra total del Padre, el Mediador de una Nueva Alianza, el Sacerdote nuevo y supremo, el sacrificio perfecto, el portador de la Ley Nueva. Todo esto trajo una especie de nuevo comienzo. Como la palabra de Dios era en el AT la realidad absoluta, en el NT el hecho absoluto era Cristo. Este hecho absoluto, se fragmentó muy pronto en diversas direcciones. Una de ellas consistió en la convicción de que los escritos sobre Jesús, compuestos por los testigos auténticos del mismo, eran textos normativos. En efecto, ya desde los primeros decenios del Cristianismo, muchos habían intentado escribir una historia de los hechos y dichos de Jesús (Lc. 1,1). Así se originó una literatura cuyo referente nuevo era Cristo. De entre estos textos cristianos, la Iglesia procedió a realizar una selección como regla básica de fe, de predicación y de lectura litúrgica. Así se confeccionaron las primeras listas de escritos cristianos.

Dos hechos movieron a la autoridad eclesiástica a tomar en serio la selección y codificación de la literatura inspirada: los apócrifos y las arbitrarias simplificaciones del Canon por obra de los gnósticos (Marción y Montano, especialmente), pero no sin ciertas fluctuaciones e incertidumbres.

Donde primero se llevó a cabo dicha selección y codificación fue en Roma como lo atestigua el famoso Canon de Muratori de fines del s. II descubierto el año 1740. Este documento divide la literatura cristiana primitiva en cuatro series: a) Libros tenidos como sagrados por todos y como tales leídos públicamente en las Iglesias. En esta serie se mencionan los 4 Evangelios, 13 de San Pablo (falta Hb), de los Católicos, sólo 1-l1 Jn., Jud.; probablemente las dos de Pedro y el Apoc.; b) Libros no tenidos por todos como sagrados y que, en consecuencia, no deben ser leídos públicamente en las Iglesias (Apoc. de San Pedro); c) Libros de lectura privada, que no es lícito leer en las Iglesias (Pastor de Hermas); d) Libros que la Iglesia no puede recibir (literatura apócrifa y gnóstica). El canon como hecho existía ya en la Iglesia, mas no la palabra.


V. Un nuevo comienzo:




Cuando la Iglesia empezó a intervenir declarando autoritariamente cuál era la lista auténtica de los libros sagrados, sucedió algo nuevo, que no se había dado en Israel. La sinagoga no actuó fijando el canon del AT. El hecho tenía alguna lejana analogía en la canónica griega de la ley, cuando la autoridad establecía determinadas normas éticas. En efecto, la autoridad eclesiástica decidió por el recurso a la tradición cuáles eran los libros en los cuales se contenía la fe apostólica de la Iglesia; pero no expresó todavía su teología en vocabulario de canon. La novedad se dio en el Concilio de Laodicea (360). Un "canon" del concilio llamó "canónicos" a los libros de la Escritura. En el can. 59 se habla de libros que ya son "canónicos" y se los opone a otros "privados" (salmos). Son libros públicamente leídos como Escritura en la liturgia. En esta primera etapa, "canónico" no significa "conforme a un canon", puesto que tal canon aún no existe. Su sentido es: "público", "auténtico", o "verdadero" en el sentido de "libros tenidos por sagrados". Pero a partir del Concilio -que en el can. 60 elabora una lista de tales libros- el sentido tiene un matiz semántico distinto. Tras el pronunciamiento doctrinal del Concilio, "canónico" significa "conforme al canon" promulgado por el mismo. En Laodicea, nació una realidad nueva; es el canon bíblico. A partir de este momento, ya no se podrá soslayar la existencia de un canon bíblico autoritativo, fijo, clausurado, de los libros sagrados del AT y del NT. Es en este momento histórico cuando la Biblia, que ya se llamaba Libro Sagrado y Escritura inspirada, empezó a ser un texto canónico.

En Laodicea surgió un fenómeno nuevo. La tradición bíblica del AT establecía la base teológica por la cual la Biblia era normativa. Era su constitutivo de palabra de Dios. Grecia ofrecía un vocabulario culto referente a la normatividad de ciertas realidades. Era la palabra canon.Laodicea, actuando en virtud de la autoridad de la Iglesia determinó cuáles eran los libros que, por ser palabra de Dios, eran canónicos. Así surgió el triángulo que forma el concepto cristiano del canon bíblico: a) La palabra de Dios; b) La autoridad de la Iglesia; c) El concepto griego de canon, cristianizado por Pablo.

“El conocimiento mejor y más explícito
del amor de Dios, se obtiene de la Biblia.”


VI.  ¿Cómo se dividen los libros canónicos?:



Los 73 libros inspirados o canónicos de la Biblia se dividen en:

a) Protocanónicos: son aquellos libros que fueron y son considerados inspirados, sea por la religión judía, sea por la católica, como también por las Iglesias protestantes. Es decir, que su inspiración no ha sido puesta en duda por ninguna Iglesia.

b) Deuterocanónicos: son aquellos libros de la Biblia de cuya inspiración se dudó algún tiempo o por alguna Iglesia en particular.

Son siete libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento: 
-  Tobías
-  Judit
- Sabiduría
- Eclesiastés
- Baruc
-  1 y 2 Macabeos
- Algunos fragmentos de Daniel y Esther.

*Los protestantes no aceptan estos libros *

También son siete deuterocanónicos del Nuevo Testamento:

-Carta a los Hebreos,
-Carta de Santiago
- 2 de Pedro
-2 y 3 de Juan; 
-Apocalipsis; 
- Más algunos versículos de los evangelios: Mc 16, 9-20; Lc 22, 43; Jn 8, 1-11. 

¿Cómo se formó el Canon del Nuevo Testamento?

Todos, católicos y protestantes, aceptan como inspirados los 27 libros del Nuevo Testamento. Pero, ¿cómo se formó este Canon?

Podemos decir que fue gradualmente:

a) Los apóstoles, después de la ascensión de Jesús, cumplieron su mandato de “Id a todo el mundo” (Mc 16, 19). Entonces no había nada escrito de la vida y doctrina de Jesús. Todo era predicación oral, según el recuerdo de los apóstoles.

b) Los primeros escritos sobre la doctrina de Jesús son algunas cartas de san Pablo. Estamos en los años 40.

c) Luego se hizo necesario poner por escrito la predicación de los apóstoles, para conservar el tesoro de la buena nueva de Jesús. Nacieron así, poco a poco, todos los escritos del Nuevo Testamento. Se escribieron también otros escritos piadosos sobre Jesús, poniendo falsas firmas. La Iglesia entonces definió el Canon: como hemos dicho el primer canon del Nuevo Testamento fue aprobado en el Concilio de Hipona (393) y fue definido en el Concilio de Trento (1546).
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Los Apócrifos 

Originalmente se llamaban apócrifos aquellos libros sagrados cuyo contenido era demasiado sublime para que lo comprendiera el público en general. Pero el término "apócrifo" fue tomando un matiz peyorativo, pues con mucha frecuencia resultaba discutible la ortodoxia de estos libros.

Dado que estos libros secretos eran a menudo escritos por herejes, los Padres de la Iglesia llegaron a aplicar el término "apócrifo" a las obras heréticas. Su lectura no estaba permitida en las iglesias.

En tiempos de San Jerónimo (c.400), el término "apócrifo" adquirió un nuevo sentido. Desde entonces se llaman apócrifos los libros que pretenden ser revelados pero que no forman parte del canon bíblico. 

Los católicos consideran como "apócrifos" los libros pertenecientes al período bíblico o que pretenden pasar como pertenecientes al mismo, pero que no han sido aceptados por la Iglesia en el canon de las Sagradas Escrituras. Entre ellos hay evangelios pseudónimos que llevan nombres de personajes famosos de la Iglesia primitiva (de La Virgen María, Apóstoles, Nicodemo, etc.). Otras veces, el título se refiere al contenido de la obra (Evangelio de la Verdad) o a su origen (evangelios atribuidos a Marción, a Cerinto).

Estos evangelios pertenecen a distintas categorías y tratan de varios temas. Uno de los favoritos temas de los círculosgnósticos es una aparición de Jesús resucitado a algún personaje famoso de la Iglesia, a través del cual Jesús revela un camino secreto de perfección. Por regla general, la revelación tiene poca semejanza con el pensamiento de Jesús que nos presentan los evangelios canónicos.

Otros libros apócrifos buscan suplir por los detalles de la vida de Jesús que no aparecen en los Evangelios canónicos. La curiosidad de la gente hace que estos sean muy populares. (Brown, R. : Apócrifos: CBSJ V, 101-102; 122).

Lutero eliminó varios libros de la Biblia con el pretexto de que los consideraba "apócrifos". Es por eso que a la Biblia protestante le faltan libros.

Durante algún tiempo, varios de esos escritos fueron tenidos como canónicos por comunidades o grupos del judaísmo o del cristianismo. Más aún, algunos de ellos dejaron su huella en textos y celebraciones litúrgicas y en la piedad popular. Si bien muchos textos apócrifos permearon ciertos aspectos de la liturgia y de la piedad de los fieles cristianos, las Iglesias cristianas históricas tienden a considerar que los materiales apócrifos en general no aportan contenidos de relevancia para la fe de los creyentes. Sin embargo, los estudiosos y especialistas de las propias Iglesias consideran que el estudio de los evangelios apócrifos puede ser útil para conocer el pensamiento y la forma de expresión de la fe que tuvieron ciertos grupos judíos, cristianos o sectarios en momentos específicos de la Historia.




 Codex II de los Manuscritos de Nag Hammadi, con el colófon del Libro Secreto o Apócrifo de Juan (Kataïiôannên n apokryfon) y el comienzo delEvangelio según Tomás.











Papiro de Oxirrinco  Es un fragmento de papiro con dichos o pronunciamientos (logia) escritos en griego que el autor pone en labios de Jesús. Fue descubierto por Grenfell y Hunt en 1897 y está datado de la primera mitad del siglo III.1 Se considera una sección del apócrifo evangelio de Tomás. 










LOS 10 LIBROS APÓCRIFOS NO INCLUIDOS EN LA BIBLIA

10- Apocalipsis de Pedro:

El Apocalipsis más conocida (libro que describe las visiones de los últimos tiempos) es, por supuesto, el libro de Apocalipsis (Revelación), pero estaba lejos de ser el Apocalipsis sólo siendo ampliamente leído por los primeros cristianos. Uno de los más populares y ampliamente citado es el Apocalipsis de Pedro. Este libro fue escrito como una conversación entre Jesús y sus seguidores. Básicamente, se describen todas las cosas horribles que suceden en el infierno y todas las cosas increíbles que suceden en el cielo. Es muy detallada acerca de qué castigo se ajusta para los que actúa la delincuencia en el infierno. Los que son una blasfemia a Dios están colgados por la lengua, los hombres y las mujeres adúlteras se cuelgan por los cabellos y los pies, respectivamente, durante pegote de ebullición, y los asesinos son arrojados a un pozo de horribles cosas que se arrastran. Mientras tanto los que van a cantar la música el cielo hermoso, tiene hermosos cuerpos con la piel muy, use ropa brillante y olor agradable.

9- La Epístola de Bernab:

La Epístola de Bernabé es un libro escrito entre el 70 y el 130 dC. Sabemos por el contenido que fue escrito después de la destrucción del templo judío, pero antes de la rebelión judía en el año 132. Se atribuye a menudo a Bernabé el compañero de Pablo, pero es posible que hace referencia un Bernabé diferentes. Este libro se sitúa de lleno en los debates de la época sobre la relación del cristianismo con el judaísmo. Se rechaza el valor de las enseñanzas anteriores en el judaísmo y rechaza todos los aspectos ceremoniales del judaísmo. La Epístola establece interpretaciones completamente diferentes de la Torá que dice el punto a la validez del cristianismo. La Epístola de Bernabé cita una gran parte del Antiguo Testamento, incluyendo a Enoc, uno de los libros más fascinantes no incluidos en el Antiguo Testamento, pero eso es para otra lista.

8- Evangelio de la infancia de Santiago:

Sabemos por varias referencias tempranas que los cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) se han asentado en principios de la historia cristiana, mucho antes que los otros 23 libros. Sin embargo, esto no impidió que la creación y difusión, incluso generalizada de otros evangelios. El interés en la vida de Jesús era comprensible intensa en el mundo cristiano. Todo un género del evangelio se ha creado específicamente frente a la infancia de Jesús, llamado apropiadamente los evangelios de la infancia. Uno de los más famosos es el Evangelio de la infancia de James. Este libro da fe de la importancia de María a los primeros cristianos. En él se describe su nacimiento único, su adolescencia y, por supuesto, los primeros años de la vida de Jesús. Se hace afirmaciones acerca de la virginidad perpetua de María y la participación de Dios en la elección de José. El libro describe en detalle matanza de Herodes de los niños en Belén, el exilio a principios de Jesús en Egipto y en la medida de la naturaleza paralela de Jesús y Juan el Bautista vidas. El libro es también la fuente de la imagen de la Natividad que tiene lugar en una cueva.


7- Pastor de Hermas;

Probablemente uno de los libros más oscuros a los lectores modernos, este libro tuvo gran influencia en los dos primeros siglos del cristianismo. Hubiera sido un libro muy conocido a los primeros cristianos. Parece que ha sido muy popular en los siglos 2 y 3, pero su popularidad se había extinguido casi en su totalidad por el cuarto. El Shepard fue referenciado por muchos Padres de la Iglesia como Orígenes, Tertuliano, Ireneo y Clemente de Alejandría. El Shepard también fue muy controvertida en su época. Fue utilizado como escritura por algunas iglesias tempranas y despreciado por otros. Orígenes cita como escritura, pero Tertuliano y Clemente de Alejandría lo consideran como una herejía. No obstante, fue muy influyente para muchos y por lo tanto debe tenerse en cuenta. El Pastor de Hermas es un libro alegórico escrito en su mayoría en la primera persona en describir las visiones de Hermas, un antiguo esclavo. También incluye 12 mandamientos y las parábolas 10 mayoría se ocupan de la ética cristiana y la importancia de ser fiel.

6- 1 Clemente:

Primera Clemente es una de las dos cartas (una vez más a la iglesia en Corinto) atribuye al Papa Clemente de Roma. La primera de ellas es realmente cree por muchos estudiosos como uno de los pocos no-canónico primeras obras cristianas que han sido escritos por el autor atribuye. Esto por sí solo hace que sea una rareza entre los primeros textos cristianos. Estaba bien considerado en el momento y lo hizo en varias listas a finales de importantes textos cristianos. Junto con la Didaché, que es uno de los primeros libros escritos que finalmente no pudieron hacerlo en el Nuevo Testamento, está fechado en torno al 95 dC. El libro en sí se centra principalmente en una controversia en la Iglesia de Corinto sobre la eliminación de varios líderes de la iglesia, un retiro que los objetos de Clemente.

5- Evangelio de Tomás:

Uno de los más famosos libros no incluidos en el Nuevo Testamento es el Evangelio llamado de Tomás. El Evangelio de Tomás no es un libro que se transmite a través de las edades, pero fue redescubierto como parte de la Biblioteca de Nag Hammadi en 1945. No tenemos evidencia de que fue muy leído por los primeros cristianos y las pocas referencias que se han se refieren a ella como una herejía. El Evangelio de Tomás es interesante porque es diferente en estructura de los cuatro evangelios tradicionales, sino que es una colección de dichos atribuidos a Jesús en lugar de una narración de la vida de Jesús, que incluye algunas de sus enseñanzas. El Evangelio de Tomás ha sido uno de los libros más estudiados no incluidos en el Nuevo Testamento a causa de la forma en que fue redescubierta y la naturaleza interesante de su contenido. A diferencia de los evangelios narrativas de este libro no menciona la muerte y resurrección de Jesús, pero se centra más bien en sus enseñanzas y la forma en que conducen a la vida eterna, cuando es bien entendida.

4- La Didaché:

La Didaché o “La enseñanza del Señor de los doce apóstoles”, es uno de mis favoritos personales. La Didaché es básicamente un conjunto de instrucciones paso a paso para una vida cristiana. La primera sección es sobre cómo los cristianos deben aplicar los mandamientos de Dios. La segunda sección trata con los sacramentos (Bautismo, Eucaristía y en ayunas). La tercera sección es sobre la estructura de la Iglesia. La Didaché se consideraron para su inclusión en el Nuevo Testamento por algunos en los primeros días de la Iglesia Cristiana. Es fascinante preguntarse cómo este libro habría afectado a las divisiones en la iglesia que se presentaron durante los próximos 2000 años. Los argumentos sobre el Bautismo y la Eucaristía, que eran los principales puntos de división se han alterado drásticamente si este texto se han incluido. Disponer de un reglamento para estos ritos más importantes incluidos en el canon podría haber evitado algunos de los más drásticos se divide, o ha sufrido otras peores.



3- Epístola perdida a los Corintios:

1 ª y 2 ª Corintios, por supuesto, piedras angulares más importantes de las epístolas de Pablo en el Nuevo Testamento. Estas cartas son la base de una gran cantidad de la ética cristiana y la importancia de Pablo, pero había otras cartas entre Pablo y la Iglesia de Corinto. El primero fue escrito al parecer antes de 1 Corintios y se hace referencia por Pablo en 1 Corintios 5:9 “, escribí a usted en mi (anterior) la carta de no asociarse con personas que cometen inmoralidades sexuales.” No tenemos evidencia de esta carta fuera de esta referencia . Sería fascinante ver lo que Pablo tuvo otra correspondencia con los corintios, pero este es uno que es probable que perdió para siempre. 

2- Tercera carta a los Corintios:

La segunda es la tercera epístola a los Corintios. Esta carta ha sobrevivido y estaba incluido en algunas listas de los primeros documentos sagrados, sino por el siglo cuarto no se consideró válido. A diferencia de las epístolas de 1 º y 2 º, se considera por la mayoría para ser escrito por alguien que no sea Pablo. Corintios tercero en su mayoría se ocupa de la corrección de la interpretación de los dos primeros libros, y es probable que haya sido escrito para advertir a los herejes en cuenta.

1-Q:



Punto número uno va a un libro que no tienen ninguna evidencia existe. El supuesto documento Q es un evangelio dichos hipotético que explicaría las similitudes entre los tres evangelios sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas. Su existencia fue postulada por primera vez en 1900 por los estudiosos que tratan de comprender la similitud entre los tres libros. Los tres evangelios compartir historias, frases y citas directas, incluso uno con el otro. Algunos son entre dos libros y algunos entre los tres, pero ningún libro contiene todas las similitudes. Mark tiene más en común con Mateo y Lucas, pero hay partes de Mateo y Lucas que no están en Marcos. Además, cada libro contiene piezas que se encuentran en ninguno de los otros libros. Esto hace que para un tiempo difícil averiguar qué fue primero, y por lo tanto, se hace referencia a los demás. A diferencia de hoy no existía una tradición de dar referencias estrictas de origen cuando se escribe. La hipótesis de Q afirma que no podría haber sido un cuarto evangelio, que incluyó todos (o al menos las partes que faltan de la marca) de que el material similar utilizado los tres evangelios. Este documento habría sido ampliamente difundido en toda la Iglesia cristiana y siempre que el material de base para los evangelios sinópticos. Cuando esta hipótesis se cae a pedazos no es sólo que no tenemos una copia (parcial o completa) de este libro, pero no tenemos ninguna referencia en absoluto a este evangelio misterioso en los primeros escritos cristianos. El debate hipótesis de Q es intensa en la beca para el día de hoy, con la construcción de los estudiosos carreras, tanto en apoyo y en contra de su existencia.



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Los celtas al lector Cristiano


Se presume que los celtas existieron desde el año 2000 a.C. (fin de la Edad de Bronce) y alcanzaron el culmen de nuestra cultura en la Edad del Hierro.
En aquella época estaban divididos en dos grupos, los primeros abarcaban Europa, desde el río Danubio, vivían de la agricultura y de la artesanía y eran el grupo más pacífico de los dos; el otro grupo, los celtas guerreros como los conocemos hoy, que venían de Los Balcanes y disponían de un buen ejército.

Eran estos celtas guerreros los que conocemos por haber saqueado Roma y Delfos, y por haber conquistado grandes partes de Europa.
Transmitierons su propidioma, costumbres y religión a los pueblos de la zona conquistada.
Su territorio se extendía, en su época de mayor expansión, desde el bajo Danubio hasta las Islas Británicas, desde España hasta el mar del norte.

Los celtas guerreros eran conocidos por su caballerosidad, su orgullo en la lucha y su ánimo, pero también por su sentido por la música, la poesía y la filosofía. Los celtas fueron llamados Keltoi por los griegos, de los cuales y gracias a su tradición escrita, parten casi todas las historias referentes a nuestro pueblo.
Su memoria, se remonta hasta tiempos muy antiguos, la tradición oral ha resistido el paso de los siglos, a pesar de que casi toda la cultura céltica fue extinguida por los romanos desde César y, más tarde, por los cristianos. Los Celtas han captado siempre la fascinación de historiadores y arqueólogos, y sobre nosotros han corrido ríos de tinta.

Desarrollaron las denominadas culturas de Hallstatt y La Tène.
La primera se manifestó en el primer período de la Edad del Hierro.
Tomó el nombre de una localidad de la Alta Austria.
Se originó a partir de la Edad del Bronce, en donde el hierro sustituyo al otro material en la fabricación de elementos como espadas, puntas de lanzas, hachas, agujas, recipientes, cuchillos y puñales.

La Tène es la cultura celta de la segunda Edad del Hierro estructurada en tres o cuatro períodos.
Se desarrolló entre la Hallstatt y la conquista romana (450 a 50 a.C.).
Aquellos que comparieron esta civilización nos destacamos por la elaboración de elementos como grandes espadas, escudos alargados, grandes hebillas, fíbulas, construíamos nuestras fortificaciones en las cumbres y acuñamos nuestra propia moneda.

Una característica que facilitó su dominio pero que, a la vez, permitió la continuidad de su cultura, fue la ausencia de un verdadero estado celta a causa de la primacía de las estructuras tribales y familiares.


Esta división nos hacía militarmente débiles ante invasores bien organizados, como por ejemplo los romanos (a los que sin embargo les llevó años conquistarlos ), paradójicamente sucedía lo contrario con las costumbres y los valores, protegidos de influencias externas por los fuertes vínculos parentales, en donde el clan estaba por encima de toda organización estatal, y unificaba y cobijaba a sus miembros.







“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” 
(Rom. 8:14)


Cristianismo celta


El cristianismo llegó a la Britania romana, la provincia más alejada del imperio, en los primeros siglos de la era cristiana. El primer mártir recordado fue San Albano, que sufrió martirio durante la persecución de Diocleciano. El proceso de cristianización se intensificó con la legalización del critianismo bajo Constantino y su proclamación como religión oficial del imperio. En 407, con los visigodosamenazando Roma, las legiones romanas volvieron al continente para defender Italia. Roma fue saqueada en 410, pero las legiones nunca volvieron a Bretaña. La influencia romana desapareció de la isla y Gran Bretaña fue abandonada a su suerte, lo que llevó a que evolucionara de forma distinta al resto del occidente europeo. El Mar de Irlanda se convirtió en un vehículo de comunicación y cultura entre los pueblos celtas, y el critianismo jugará un papel crucial en el proceso.

Lo que emergió, desde el punto de vista religioso, fue una forma de Cristianismo Insular, con tradiciones y prácticas diferentes de las del continente. En estos años, el cristianismo se extendió por Irlanda, pese a que la isla esmeralda nunca había formado parte delimperio romano, estableciéndose una organización única en torno a abadías y monasterios, en lugar de a diócesis episcopales. En un primer momento, los misioneros como San Patricio trataron de instaurar una organización similar a la del resto del occidente, con diócesis y parroquias, aunque también crearon "ciudades" (civitates), pequeñas comunidades en que hombres y mujeres de ambos sexos, que muchas veces formaban sus propias familias, vivían juntos y administraban un pequeño territorio.8

Desde finales del siglo V y durante todo el siglo VI, los monasterios se convirtieron en los principales centros del cristianismo:9 enArmagh, sede fundada por el propio San Patricio, el obispo ya era abad antes de finales del siglo V.10 Un proceso similar parece haber tenido lugar en Gran Bretaña, aunque los datos para este período son muy escasos; únicamente contamos con el testimonio del monjeGildas, relativamente sesgado por sus circunstancias personales. Las décadas centrales del siglo VI parecen haber sido las del triunfo y consolidación definitiva del monasticismo, sin duda influenciado por los desastres climáticos y la conocida como Plaga de Justiniano.11 Aunque la información que tenemos del período proviene de las hagiografías escritas varios siglos después, parece ser que Illtud y sus discípulos David, Gildas, Pablo Aureliano, Samson de Dol, y Deiniol fueron las figuras claves de la época, no sólo en Gran Bretaña, sino también en la Bretaña francesa y en otras partes del mundo céltico. En Irlanda, Finnian de Clonard fue el maestro de los conocidos como Doce Apóstoles de Irlanda en su Abadía de Clonard. Por su parte, la parte este de la isla de Gran Bretaña estaba sufriendo la invasión anglosajona, que aún era completamente pagana, lo que llevó a cierta hostilidad entre ambas culturas.

Durante los siglos VI y VII, los monjes irlandeses fundaron numerosas instituciones monástica en la actual Escocia, como la de Columba en Iona y en la Europa Continental, donde destaca la figura de Columbanus. Desde la Abadía de Iona, un grupo de monjes encabezados por San Aidan fundaron la sede de Lindisfarne en el reino anglosajón deNorthumbria en 635, lo que introdujo la influencia celta en el norte de Inglaterra y viceversa, puso en contacto a los pueblos celtas con otros grupos católicos. Esto llevó a la aparición de disputas acerca de ciertas costumbres y tradiciones del Cristianismo Insular, especialmente sobre el cálculo de las fechas de la Pascua. Se celebraron sínodos en Irlanda, Galia e Inglaterra donde se debatió el método para calcular las fechas de la Pascua. Por otra parte, la iglesia 'romana' adoptó el sistema de penitencia irlandés de forma universal en el IV Concilio de Letrán en 1215.

En Irlanda al menos, el sistema monástico sufrió un proceso de secularización a partir del siglo VIII, como consecuencia de los lazos creados entre las familias más poderosas y los monasterios. Las grandes abadías eran ahora ricos propietarios políticamente influyentes, que participaban en los enfrentamientos seculares e incluso hacían la guerra entre sí -en 764, tuvo lugar un enfrentamiento entre la Abadía de Durrow y Clonmacnoise que se saldó con 200 bajas.



Desde los primeros tiempos del monacato, la naturaleza familiar de los monasterios había implicado que hombres casados formaran parte de la comunidad, trabajando en ella y con ciertos derechos, incluyendo los de intervenir en la elección del abad. De hecho, en muchos de estas instituciones, el cargo de abad se convirtió en hereditario, pasado de padres a hijos durante generaciones13 En la segunda parte del siglo VIII, los monasterios irlandeses vivieron un resurgimiento de la tradición ascética, con la aparición de los Ceilli Dé, los "clientes (vasallos) de Dios", que fundaron nuevos monasterios en territorios apartadas de grupos familiares.


San Juan Evagelista, miniatura del Libro de Mulling, finales del siglo VIII.

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